Es natural que algunas cicatrices ardan con el paso del tiempo,
pero no dejes que su fuego consuma tu presente.
El pasado es un espectro hambriento,
y si le das de comer, devorará tu ahora.
Si últimamente la cama se ha vuelto un refugio impenetrable,
si las sábanas te abrazan con una dulzura que el mundo no te ofrece,
si la multitud te sofoca y las visitas te erosionan la calma,
puede que la tristeza ya haya puesto su morada en ti.
No siempre llega con estruendo,
a veces se desliza en la noche,
como un ladrón de almas que camina de puntillas,
para que no notes que, sin querer,
has comenzado a llamarla hogar.
Te sientes seguro en tu cueva,
allí donde nadie puede herirte,
pero lo que hoy es un refugio,
mañana será una cárcel con barrotes de tu propia mente.
Y cuanto más tiempo pases dentro,
más difícil será recordar cómo era el sol.
Si tu cabeza es un huracán de pensamientos,
pero tu cuerpo yace inmóvil,
es porque las conexiones de tu alma
se han enredado como raíces secas
y es hora de arrancarlas con la furia de quien quiere vivir.
Lo que nadie te dice es cómo escapar del abismo
cuando el abismo se ha convertido en parte de ti.
Pero hay grietas en la sombra.
Y por ellas, aún puede entrar la luz.
Haz lo siguiente:
🌿 Canta, aunque tu voz suene rota, aunque solo sean susurros.
🌒 Sal de casa, aunque duela, aunque cada paso pese como plomo.
🎧 Protege tu alma con música, que tu playlist sea un conjuro contra el ruido del mundo.
🎨 Haz arte con tu tristeza, pero hazlo al aire libre,
que el viento sea testigo de que aún existes.
🤝 Oblígate a compartir momentos:
un café que caliente más que las manos,
un tereré entre silencios cómplices,
un paseo donde no importe el destino,
solo el hecho de moverse.
Y sobre todo, recuerda:
tu ausencia no alivia a nadie,
tu presencia no es un estorbo.
Es tu mente la que te juega un juego cruel,
un ajedrez donde la reina de la tristeza
quiere hacerte creer que no hay más movimientos posibles.
Pero sí los hay.
Y si dejas que alguien sostenga tu mano,
tal vez descubras que nunca estuviste realmente solo y que la tristeza es pasajera, una pasajera que se va
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